Como muchos sabéis, mi pasión es el comercio internacional, pero no debo -ni quiero- olvidar que soy Ingeniero Superior Industrial de la Universidad Politécnica de Madrid y Colegiada por el COIIM.
Por ello, me apasiona todo evento o cita en la que logro aunar ambas disciplinas.
Precisamente, he disfrutado este mes de abril de diferentes eventos donde se remarcaba el valor para el comercio internacional de nuestro legado histórico español en el ámbito de la Ingeniería.
Quiero destacar mi visita del 5 de abril al Cable Inglés, justo la semana de su inauguración, tras un proyecto de restauración integral que lo ha hecho visitable para el público general, por primera vez en la Historia de Almería.
El cargadero de mineral, conocido como Cable Inglés, o muelle El Alquife, estuvo en uso de 1904 a 1970, y es uno de los grandes patrimonios de la Ingeniería Española.
Fue construido por la sociedad The Alquife Mines and Railway Company Limited, de sede en Glasgow, para el transporte de mineral de hierro desde las minas de Alquife, cerca de la localidad de Guadix, hasta Almería, para su exportación.
El Cable Inglés unía la estación de ferrocarril de Almería con su puerto, y fue declarado en 1998 Bien de Interés Cultural, justo hace ahora 25 años, siendo todo un ejemplo de la arquitectura del hierro en España.
El cargadero, que fuera inaugurado por el Rey Alfonso XIII en 1904 para su uso como muelle embarcadero, ha sido ahora reinaugurado por la Autoridad Portuaria de Almería con un fin muy distinto: un maravilloso paseo peatonal de casi medio kilómetro, cubierto con un suelo de madera de iroko, que termina con un voladizo sobre el mar, en la bocana del puerto, a 18 metros de altura, con vistas a la bahía de Almería y frente a África.
Su estructura metálica bien recuerda a la Torre Eiffel. Y es que se siguieron las instrucciones de Gustave Eiffel en su construcción. Hoy cuenta para su visita con barandillas de seguridad y protección, y un sistema de iluminación, y pueden contemplarse aún los restos de los raíles del ferrocarril, que evidencian toda la actividad industrial que se realizaba.
El ingeniero escocés John Ernest Harrison fue el encargado de realizar este proyecto con 4000 toneladas de hierro traídas de Escocia, y 8000 metros cúbicos de madera. Su idea era crear un nuevo sistema de carga del material que redujera los costes de explotación. Para ello, creó este monumento de alto valor, tanto histórico como técnico, ya que incluía grandes depósitos o tolvas laterales, con los que ganaba una doble utilidad como almacén-contenedor y muelle de descarga.
Los vagones llegaban hasta los depósitos y vertían la carga por gravedad, de manera que con este sistema un barco de 8.000 toneladas podía cargarse en solo 8 horas, en lugar de 10 días, cuando era descargado del tren y cargado en el barco, en un proceso manual, de manera rudimentaria a base de espuertas y carros.
Esto supuso, no solo un avance significativo en la calidad del trabajo de los trabajadores, sino un verdadero aumento de la exportación de minerales.
Desde ahora, la ciudad de Almería cuenta con un mirador al mar impresionante, comenzando junto al paseo de la Estación, y sobrevolando el encuadre entre la rambla de Federico García Lorca, la playa de las Almadrabillas, el puerto náutico y el paseo marítimo de la ciudad. Pero más allá de las vistas impresionantes, queda el orgullo del patrimonio generado para revolucionar la logística y la cadena de suministro internacional, desde los puertos españoles.
El mes de abril también me ha permitido participar de la feria intercultural de Guadalajara, de los Juegos Grecorromanos de la ciudad de Guadalajara, con un discurso de 6 minutos completamente en latín realizado por Javier Peña, profesor de latín y griego del IES Buero Vallejo, etc. Nuestro legado internacional está más vivo que nunca.
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