LA GENERACIÓN SUELO Y EL ANTÍDOTO DEL VERANO
LA GENERACIÓN SUELO Y EL ANTÍDOTO DEL VERANO

De la «Generación Suelo» a la «Generación Cielo»: el antídoto del verano

Cierro julio con la alegría de dejar definitivamente atrás el covid. Volvieron a lo largo del último semestre los eventos presenciales que tanto me gustan desde todas las perspectivas: actos culturales, conciertos, ferias y fiestas, congresos, eventos de networking en los que he participado de la mano de TuComex, vacaciones con familia y amigos…

LA GENERACIÓN SUELO Y EL ANTÍDOTO DEL VERANO - AMIGOS Y CONVERSACIONES

Empezó el verano, y tengo la suerte de llevar desde principios de julio trabajando en remoto, desde una ubicación paradisiaca junto a una playa de la Costa del Sol, a la vez que logro compartir mis días de verano con mi familia. Gracias a la digitalización, hoy puedo aportar valor a muchos profesionales de manera online o por email, en redes sociales…, a la vez que tengo la oportunidad de encontrarme con grandes conocidos y amigos, en desayunos, comidas y cenas pausadas junto al mar, y tener esas conversaciones que me llenan y me interesan tanto.

Todo esto es verdad, y estoy agradecida a las herramientas de las que dispongo para poder trabajar con más alcance, más eficiencia y más excelencia.

Sin embargo, lejos de los beneficios que la tecnología me aporta a mí con 20 años de experiencia profesional y mucho vivido y leído a mis espaldas, a mí lo que me duele es el contexto en el que vivimos, la “Generación Suelo” que estamos creando. Me duelen los nuevos jóvenes, nuestros adolescentes y nuestros niños. Me duelen, y por ellos va este artículo.

Quiero compartiros mi dolor, mi reto y mi antídoto, porque sé que es un dolor de muchos y que si lo resolvemos, seguro que en septiembre vendremos fuertes y reforzados… Y el Comercio Internacional nos necesita a todos los profesionales a tope.

Me duelen nuestros jóvenes, adolescentes y niños, cuando los veo siempre mirando hacia el suelo, con la mirada siempre perdida en un dispositivo resplandeciente que sus manos acogen al tiempo que están sentados o caminan, al tiempo que están solos o rodeados de gente, la barbilla al pecho y la coronilla al techo, pero no haciendo yoga, no, sino dejándose ir… Me duele cuando los veo tan activos en redes sociales (Instagram, TikTok u otras), sin tener aún la madurez necesaria para gestionar las emociones que generan. Y es que los estamos haciendo adultos sin haberlos formado, sin haberles dado las herramientas necesarias para que puedan lidiar con los avatares propios de las relaciones con otras personas, la naturaleza humana y el universo en el que, sin remedio, nos movemos.

Me duele esta «Generación Suelo» que flaquea cuando tiene un libro delante y no logra concentrarse en su lectura pausada y comprensiva, que no logra disfrutar siquiera de varias líneas de texto sin desviar la mirada hacia cualquier dispositivo móvil, sea tableta, smartphone u otro…

Esta es un generación fruto de nosotros mismos: Generación X y Baby Boomers. Somos culpables de no prestarles la atención que necesitan. De no tratarlos como niños y endulzarles su niñez como fue la nuestra: junto a otros niños con los que jugábamos, hablábamos cara a cara, corríamos y reíamos en los parques.

Esta nueva generación estudia pero en tablets, y tiene tantos millones de distracciones al alcance de un clic en sus dispositivos, que pedirles concentración es absolutamente irónico.

LA GENERACIÓN SUELO Y EL ANTÍDOTO DEL VERANO - GENERACIÓN SUELO

Es una generación que podría brillar como la nuestra o más, pero la estamos haciendo de acero y litio:

-La generación que solo conoce sabe de poesía en formato canvas de no más de 100 caracteres.

-La generación que va de compras y en media hora ha visto más de 100 tiendas online, de las que no recuerda ni dos marcas.

-La generación a la que hay que avisar de que no ligue con más de 9 contactos a la vez, según una norma que se ha vuelto popular, para evitarles que se agobien ante tanta elección constante y que no sufran más ansiedad.

-La generación que no es consciente de que han pasado 6, 8 o 10 horas delante de una pantalla, sin ningún trabajo o valor resuelto.

-La generación que cree que está en un aquí y ahora, que no son tales, porque no es aquí sino en el limbo de conexiones fantasma, de hablar con personas que no existen tal y como las percibimos, ni es ahora, porque lo que se les presenta, no necesariamente está pasando, sino que existe solo cuando les aparece para su consumo.

-La generación que, tras horas de conexión, es incapaz de recordar ni siquiera el 10% de lo que ha visto o leído, porque son contenidos vacíos, y no le deja recuerdo en su memoria.

Para esta generación, el tiempo delante de la pantalla no ha pasado, y por tanto no lo han vivido.

Si no hay memoria, usurpamos el recuerdo asociado a las vivencias. Lo que da sentido a nuestra vida y al paso de los años. El aprendizaje, el crecimiento personal, la madurez… Todo se basa en la experiencia que la vida te proporciona, con base en la memoria. Por eso es tan importante recordar cada cosa que nos muestran, nos enseñan, comprendemos, asumimos, reflexionamos, juzgamos, analizamos, y por supuesto, legamos a nuestra memoria.

Me duele pensar en qué poso dejará la juventud a las nuevas generaciones. Será imposible que dispongan de ese poso maravilloso que mi juventud sí me dejó, y que tan bien representan películas como “Esplendor en la Hierba”, que aludía a vivir los años de juventud como un tesoro que nos acompañará toda la vida: sintiendo cada momento, estando presente, conociendo otras almas, conociéndose a sí mismo y encontrando el camino propio de cada uno a la madurez. Me emociona aún recordar la frase de William Wordsworth:  “Aunque mis ojos no puedan ver ese puro destello, que en mi juventud me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, no  debemos afligirnos, porque la belleza, subsiste en el recuerdo”.

¿Qué esplendor quedará para la «Generación Suelo», más allá del resplandor de una pantalla?

LA GENERACIÓN SUELO Y EL ANTÍDOTO DEL VERANO - AMANECERES Y ATARDECERES

Empieza agosto, y mi reto de este verano, por encima de cualquier otro reto profesional, de corazón, es regalar recuerdos bonitos a esa generación para que recuerden el esplendor de un atardecer en Cabo de Gata, la redondez de la luna llena de hoy mismo, martes 1 de agosto en un cielo repleto de estrellas, el reto de aguantar un minuto bajo el agua, las volteretas para adelante y para atrás en la piscina, el fútbol en la arena, las paletas durante horas con los pies en el agua, ver los peces de colores nadando juntos en bancos impresionantes y comiendo la Posidonia del Mediterráneo, echar unas carreras a ver quién gana, llegar nadando al espigón, ver quién me coge a hombros y jugar a tirar al mar a la otra torre humana frente a nosotros, echar un pádel a las 9 de la mañana antes de que pique el sol, ver si logro ganarles con el pádel surf y que no me tiren de la tabla, ganarles con el kayak hasta que aprendan a coordinarse y remar en equipo, hacer un volcán en la arena, dejarles hablar y hablar y hablar en todas las comidas, invitarles a leer y a ir al cine, pasear a esa perrita compañera de cada día, escuchar sus historias y animarles a tener aventuras, aventuras brutales como las mías. Tener una juventud que recordar, y dejar los dispositivos para lo que son: para que nos hagan la vida tan fácil como el congelador, la lavadora o el microondas. Pero que no renuncien nunca a un amanecer a las 6 de la mañana en un cielo que de pronto se salpica de una esfera de fuego salida de entre las montañas, o tras la línea del horizonte en el mar, por mucho esfuerzo que suponga, porque la magia de un recuerdo así es nuestro mayor patrimonio.

Ese es el antídoto. Regalarles la belleza del recuerdo de este verano. Convirtámosles, por momentos, en la «Generación Cielo».

LA GENERACIÓN SUELO Y EL ANTÍDOTO DEL VERANO - CASTILLO EN LA ARENA

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